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Una ráfaga cósmica permite acercarse a la “materia perdida” del Universo

  MADRID. Un equipo internacional de científicos logró, por vez primera, identificar el lugar del que partió una ráfaga radioeléctrica de duración breve (RRB), lo que les permitió confirmar el actual modelo cosmológico de distribución de la materia en el Universo, según un estudio publicado hoy en Nature. Ese tipo de ráfagas, de origen aún […]

 

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MADRID. Un equipo internacional de científicos logró, por vez primera, identificar el lugar del que partió una ráfaga radioeléctrica de duración breve (RRB), lo que les permitió confirmar el actual modelo cosmológico de distribución de la materia en el Universo, según un estudio publicado hoy en Nature.

Ese tipo de ráfagas, de origen aún desconocido, son destellos brillantes de radio que suelen duran unos milisegundos y son muy difíciles de detectar. Desde que se descubrieron en 2007 solo se han localizado 16 fenómenos de este tipo.

Además, el estudio confirmó que las RRB pueden usarse para encontrar la “materia perdida” o “masa que falta” del Universo, pues usando esa ráfaga como herramienta lograron “pesar” el Universo o, al menos, la materia “normal” que contiene, dijo el director del estudio, Evan Keane.

El actual modelo cosmológico considera que el Universo está formado en un 70 % por energía oscura, en un 25 % por materia oscura y sólo un 5 % es materia “normal” (la que compone todo lo que vemos).

Sin embargo, a través de la observación de las estrellas, las galaxias y el hidrógeno, los astrónomos solo han podido localizar la mitad de la materia “normal”. El resto no puede verse directamente y se refieren a ella como “masa que falta”.

“La buena noticia es que nuestras observaciones y el modelo (cosmológico) encajan. Hemos encontrado la materia perdida”, indicó Keane, quien agregó que “es la primera vez que una ráfaga radioeléctrica de duración breve se ha usado para realizar una medida cosmológica”.

La ráfaga localizada por los científicos tuvo su origen en una galaxia elíptica situada a unos 6.000 millones de años luz.

“Nuestro descubrimiento abre la puerta a saber qué causa estos estallidos”, señaló el jefe de Astrofísica de la agencia australiana para la investigación científica CSIRO, Simon Jonston, y miembro del equipo.

Usando una combinación de telescopios de radio y ópticos los expertos detectaron el abril del año pasado una de estas ráfagas que, gracias a un sistema de alerta, pudo ser seguida por diversos telescopios.

En el pasado, las ráfagas RRB se encontraron meses o incluso años más tarde de producirse al revisar datos ya existentes, con lo que era tarde para hacer un seguimiento de las observaciones, explicó Evan Keane, del proyecto internacional The Square Kilometre Array, que pretender construir el mayor radiotelescopio del mundo.

Por ello, el equipo desarrolló su propio sistema de observación en el Universidad de Tecnología de Swinburne (Australia) para detectar esas las RRB y dar la alarma para que otros telescopios puedan seguirlas.

La observación de la RRB permitió además medir la velocidad a la que la galaxia de la que partió se aleja de la Tierra debido a la expansión acelerada el Universo.

La señal de una RRB muestra “una dispersión dependiente de la frecuencia”, es decir, un retraso en la señal de radio causado por la cantidad de material que la ráfaga ha tenido que atravesar.

Hasta ahora, los científicos solo disponían de esa medida, pero ahora que además conocen la distancia desde la que salió pueden medir “la densidad del material que hay entre el punto de origen y la Tierra, para compararlo con el actual modelo de la distribución de la materia en el Universo”.

En el futuro, se espera que el Square Kilometre Array localice cientos de ráfagas y determinar dónde se han producido. Eso permitirá una mayor precisión de medida de los parámetros cosmológicos, entre ellos la distribución de la materia en el Universo y proporcionará un mayor entendimiento de la energía negra.